sábado, 31 de julio de 2010

Cap. 2 Descripción "tengo 18 años y vivo la vida a mil"

Yo me considero una chica normal, con una madre tremendamente loca, una hermana y un hermano. Mi madre, fue brutalmente maltratada por sus abuelos, ya sea psicológica o físicamente, de pequeña le daban correazos en las rodillas hasta que estás sangraran, le hablaban mal, la hacían sentir como si ella hubiera sido un error, como si toda su generación hubiera sido un error, le arrancaban 10 cabellos si es que no lavaba la ropa de la pareja de su mamá , a la cual yo llamo abuela, su cuero cabelludo llegaba al punto de gotear sangre, el maltrato traspasa los límites de la crueldad y nos demuestra como un ser humano con odio, puede convertirse en un feo animal. Sus padres, divorciados dicho sea de paso, velaban cada uno por su lado, el egoísmo con mi madre era excesivo, nadie se preocupaba por ella, y es por ello que creo que ella no siente la necesidad de preocuparse por nosotros. Mi nombre es Romina, tengo 18 años y vivo la vida a mil. Admiro a mi hermano, es fuerte, justo, siempre lo vi como ejemplo, está loco pero a veces las personas que están locas viven y hacen lo que realmente quieren, sin importar las limitaciones o los impedimentos, claro que todo tiene un punto donde si te sobre pasas terminas mal, pero insisto, ser cuerdo es malo, porque vives pendiente de las limitaciones que te mantienen como tal un simple, común e insignificante cuerdo.
Hasta hace un año fumaba marihuana, es algo natural, ya no lo hago tanto desde algo que me ocurrió, sale de la tierra, pensaba, si Dios nos la dio es porque algo bueno tendrá no creen? Bueno un día, estaba en uno de esos bares donde ponen full rock, y música bastante Stone, la gente se mete su wiro y otras cosas más, pero lo que más abunda en esos barcitos es la MAMA MARIHUANA.

Estuve tomando unos vinitos con una gente en la casa de mi abuela, luego llegué al bar con unas amigas, y empezamos a tomar cerveza, una amiga me dijo oye nos metemos unos hits? Y yo me quedé pensando un toque y le contesté ya normal, me llevo hasta un pata que no conocía, era chato, de rulos, hasta ahora lo recuerdo, tenía huequitos en las mejillas producto del acné, nos pusimos en medio de la pista de baile donde ya olía a marihuana de por sí, empezamos a lanzar, lancé como loca le metí un montón de hits, en el momento lo veía relajada, luego de cómo media hora, empecé a sentir los horribles efectos de la mezcla de la marihuana con el alcohol, es lo peor del mundo, si algún día quieren probar marihuana, regla número uno, hacerlo con alguien que conozcan y regla dos, no tomar alcohol etílico antes “de”. Me la pasé vomitando hasta mi alma esa noche, corrí hacia el caño del baño, no podía más vomité y vomité, miraba el caño y sentía como pasaba el agua por mi mano, como corría el agua, no pensaba en nada más, solo en que quería salir de ese trance lo antes posible, mi amiga me sobaba la espalda, la típica de cuando vomitas tu amiga diciéndote que todo va estar bien, que ya va pasar, y todo ese floro. Nunca pasó.

Estuve con un paramédico de la discoteca, no me acuerdo su cara por obvias razones, puso una luz enorme en mi ojo, y le decía a mi amiga, que yo no reaccionaba, que estaba sin reflejos, y por ende era la presa más fácil del planeta, que me dieron NOSÉ, yo siempre pensé que no podía sucederme nada, siempre pensé que era invencible y que tener cuidado era para huevones, pues en ese instante tirada en una camilla en una discoteca, luego de haber vomitado, no era más que un trapo con el cual podían hacer y deshacer lo que quisieran. Haciendo un paréntesis, acabo de escuchar a mi papá gritarle a mi mamá algo de “gente de mierda, tienes puro hermano drogadicto, quien me mandó a juntarme contigo”, que raro mi papá nunca grita, es un ángel, que habrá hecho mi mamá. Hablando de drogadictos.

Luego de que me pasó eso dejé de fumar tanto, pero fumé muchísimas veces antes y la pasé más que bien, no lo puedo negar, pero todo tiene su límite, esa es mi palabra favorita “límite”, ya que él, es el que te enseña hasta donde puedes llegar sin dañarte a ti mismo, o a los demás, digo a los demás por algo que le sucedió a una amiga.

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