jueves, 4 de noviembre de 2010

Cap.20 Luego de lo bueno (Bruno) viene lo más bueno (Diego)

Nos la pasamos fumando marihuana, no recuerdo cuanto fumé, el se quedó dormido y por alguna razón tuve ganas de prender mi nextel, eran las 4.19am, apenas lo prendí entro un directo de Diego, “estoy alucinando de tanta marihuana creo” me fijé bien, era imposible que los efectos de la hierba me hagan ver tanta maravilla y así con una sonrisa estúpida en el rostro contesté.


- Diego, hola ¿qué tal? ¿Qué tal la película que vieron? La mía estuvo buenasa alucina- irónicamente.

- Romina, ¿puedes salir de tu cuarto un toque?- todo estaba oscuro aún.

- Diego todo está oscuro, no molestes.

- Ok, chau- dijo con voz temblorosa.

- Mentira, sube al 4to piso-dije-

- Ya estoy ahí, afuera de tu cuarto- “¿qué tan rápido?”- pensé.

Salí del cuarto, completamente nerviosa, asomé mi rostro por la puerta y al no ver a nadie salí. Sentí que alguien rodeaba mi cuerpo abrazándome por atrás.

- Hola- en tono susurrante.

- Carajo, suéltame.

- No, acá me siento cómodo, solo quería hacer esto por última vez-

- No jodas Diego… no me hagas esto - “tú eres el único que puede permanecer ahí toda tu vida si se te da la gana” pensé- sacando sus manos a la fuerza de alrededor mío.

- Qué tal la pasaste en tu cuarto, usaste el jacuzzi?- dijo con cara de intriga y fingiendo una sonrisa.

- Sí, usé eso y todo lo demás, hasta el suelo creo, más rico ni te imaginas- acerqué mi rostro, se lo dije con un tono retador.

- No me jode alucina, sé lo que intentas, te conozco- retrocedió unos pasos.

- Créeme que a mí tampoco me jode, yo no fui la que preguntó sobre tu intimidad así que anda ubicándote, no me interesa nada de lo que hagas, me zurro entendiste- di media vuelta y le di la espalda agarrándome la frente.

- Nunca te olvidé ¿sabías?- puse la mano en la manija del cuarto como para abrirlo y entrar, ahí es cuando me agarra de la cintura me voltea bruscamente y me empieza a besar, sentí en el pecho una sensación de placer, tranquilidad, amor, ese no sé qué que te hace temblar. Nos besamos un buen rato, fue un beso acompañado de caricias, le agarraba el rostro acariciándole las mejillas, luego el pelo, mientras que el tenía una mano en mi rostro y con la otra me abrazaba, apretaba mi polo y acariciaba mi espalda, mis frías manos se deslizaban por su torso tibio, acojedor, perfecto.

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