sábado, 2 de octubre de 2010

Cap. 16 Mi vieja es mi Vieja?, Visita al primo.

Toda la semana me la pasé pensando ¿es esto lo que merezco? Tal vez merezco algo peor, espero estar confundida, espero que todo sea una mentira, que todo sea una ilusión para volver a mi vida de antes sin sentir ese afán por nadie, sin que mi vieja me odie y me bote de la casa cada vez que encuentra razón. Hoy iré a la casa de mi primo para sacarme toda la mierda que tengo dentro, volví a discutir con mi mamá, mi papá me dio plata para comprarme otro nextel y se puso celosa, para no hacer renegar a mi papá traté de que el no se metiera en el asunto.


- Romina, tu ni siquiera debiste haber nacido y aun así tienes la conchudez de sangrar a tu padre, seguro para comprar marihuana no más y unos cuantos trapos horrorosos que usas- dijo ella en un tono burlón.

- Mamá, a ti qué carajo te importa lo que haga con mis cosas, con mi vida, con lo que soy y si soy fumona ¿qué? ¿Qué vas a hacer? Porque finjes que te importa-dije histérica y en voz baja añadí- hipócrita de mierda.

- Ay carajo como no te regalé…

- Ahí está pues, mejor me hubieras regalado, me ahorrabas la cagada de vida que me estás haciendo vivir- dije.

Cuando era pequeña me contaron que mi papá sacó los pies del plato con mi mamá y que la señora estaba embarazada, un día mi hermano me dijo “te quiero como si tuvieras mi propia sangre” y yo, lo quedé mirando y pensando, el solo atinó a reírse y decir “ay Romi es que tu eres hija de la empleada, a ti te sacamos de la basura “ y me quedé tranquila por su broma y lo abrasé. Van pasando los años y esa sospecha se hace cada vez más grande.

Llegué y de frente sin mirar atrás me metí a su cuarto, me tiré en su cama y prendí la laptop. Después de tanto tiempo sin vernos supuse que se le había pasado el enojo por ese día que lo boté después de quitarle toda la hierva que tenía, lo llamé y como lo noté normal, mi conchudez pudo más que yo y fui a visitarlo.

- ¿Puedo escribir algo para ti?

- ¿Escribes Ro?- dijo mi primo

- Lo escribo todo, desde lo más predecible, hasta lo que nunca imaginé decir, lo que nunca imaginé contar, a veces lo hago tan sinceramente que me duele hacerlo.

- ¿si te duele hacerlo porque lo haces?

- No seas pues, me duele porque al escribir le cuento al papel en blanco mi cruda verdad, ese papel sin vida no se lo dirá a nadie pero así también puede ser el mejor delator, me duele escribir mi realidad porque cuando escribo me doy cuenta de lo que siento, lo que pienso y lo que quiero, es que si no lo escribo no lo percibo, no me percato.

- ¿Qué has escrito esta semana, algo sobre mí?

- Escribí un párrafo para ti…y muchos para él.

- ¿Qué? Me estas jodiendo…¿el? A quien te refieres, que hablas, seguro es un huevón más como todos con los que te metes y te aburres al toque- frunció el seño como si le hubiera molestado mi comentario, que para mí, era de lo más sano.

- No te estoy jodiendo, ay primo esos celitos te los guardas para alguien que los aguante. Chau.

- Oye espera Romina, ¿Qué te pasa?- abrazándome por atrás e intentando sacarme el polo.

- Nada primo, absolutamente nada, perdón es que me pongo así cuando hablan de la persona que quiero, no te puedes poner a su nivel.

- ¿Va enserio?

- Por ahora sí.

- Entonces porque mierda vienes a mi casa, de mal humor encima, no estoy para aguantar chongos ajenos Romina- me agarró de los hombros fuerte, yo estaba tranquila miraba a otro lado menos a sus ojos, que parecía que fueran a estallar.

- Oye, relájate si? Algo parecido dijiste la última vez– me eché en su cama y puso una cara de perrito utilizado que jamás pensé ver en su rostro.

- Solté una carcajada-¿te hice sentir utilizado primito, like a bitch?-le sonreí y dije- los hombres siempre utilizan a las mujeres, sobre todo tú, se siente feo no?.

- Loca de mierda, no te creas la muy justiciera- soltó una carcajada fingida y en ese instante supe que todo estaba bien.

- No estoy loca, estoy confundida solo eso-

- Diego no?- dijo con curiosidad

- Exacto, la perfección hecha persona- dije con orgullo.

- Conozco a su ex, la gordita

- Sorry, no me interesa el tema.

- Pues, debería- dijo preocupado, pero no le presté importancia.

No sé porque dijo eso, debo admitir que me dejó un poco preocupada, pero preguntar por la gorda sería darle mucha importancia al tema.

No hay comentarios:

Publicar un comentario