A pasado tanto tiempo desde aquel dìa. Todos los jueves desde su muerte, voy a un parque sola (porque quedamos en que el jueves era nuestro día), me siento en una banca cualquiera, prendo un cigarro y acaricio a un imaginario, a una presencia que no existe, Tan intangible, tan incorpórea, tan nada. No sé cómo puedo estar casada, fingir que soy completamente feliz y acostarme con un hombre pensando en otro (aunque eso lo hago desde chibola, cuando empecé a escribir), sigo atada a su recuerdo, sigo tratando de desplazarlo, sigo pensando que "con otro calzoncillo" lograría dejar de pensarlo, pero bueno, nunca lo admití pero siempre supe que lo que hago no tiene nombre...
Y aquí queda esta historia. Gracias a todos los que la leyeron (:
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