miércoles, 8 de diciembre de 2010

Extra.1 PUBLICACIÓN EN INTERNET DE UN TAL RODRIGO

Que feo es hablarle y ya no sentir ese calor, que bien se siente que me dé la espalda y que ya no duela. ¿Quién entiende las ironías de la vida? Así inicio esto, soy Rodrigo, no es por dármelas de bacán, pero soy un chucha. Hago todo bien, bueno eso dicen las flaquitas, soy un capo en todos los rubros. Como diría la ruquita con la que me metí el sábado “soy un hombre todo terreno”. En esto es en lo que me he convertido, el amor enferma y más el de ella.


Si pues, escribo esto para Pamela, ella me cagó y acá estoy escribiendo cursilerías (quiero aclarar que no es lo mío, si mis patas leen esto me van a tachar de cabrito), la conocí en una discoteca y toda coqueta la desgraciada no perdió mucho el tiempo y me enamoró. Así son las peruanas pues, rapiditas, pero lo que no saben es que ahora yo soy a prueba de balas. A Pamela le gustaba escribir, me agarro por el sentimiento, para que vean lo pendejas que son las mujeres (quiero aclarar que no estoy para nada despechado), me escribía historias donde me hacía sentir identificado, pero así como yo, se identificaban 10 huevones más. A ella le gustaba arrasar, la última que me enteré de ella es que se cambió de nombre, resulta que no se llamaba Pamela, se llamaba Romina. Meterse con ella, era más peligroso que una sobredosis de coca, con billetera llena y calato, en un callejón de las afueras de puente piedra. Lo digo porque me ha pasado y nada me dolió más que perderla, bueno, ni siquiera la perdí porque en realidad nunca la tuve. Detesto ponerme cursi, creo que está de viaje porque se murió el “amor de su vida”, como hubiera querido ser yo…

Recuerdo que un día tomando en la casa de un amigo, estábamos con su mejor amiga y un pata más, ella ni me miraba y por obvias razones de “macho fumón y sexy” yo tampoco, pasaron las horas y con el alcohol ingresando a mis arterias cerebrales, ella se acercó a mí, era obvio que en algún momento de la noche lo haría, ella detesta que un hombre la ignore y con la conchudez que la caracteriza me dijo “oye y ¿tú? ¿Estás jugando conmigo o qué?”. Donde carajo se ha visto más frescura que esa, Pamela, digo Romina, salía con dos patas a la vez, dos hombres que, probablemente, ni la querían, ¿porqué puta razón quería tenerme a mí dentro de ese grupito?, ¿acaso no se daba cuenta que a mí sí me dolía?.

- Pamela, yo jamás jugaría contigo y lo sabes perfectamente.

- Mira Rodrigo, estoy harta de esto, un día estás bien y al día siguiente te pones así. Yo no estoy para esta clase de juegos.

Y es así como yo el gran macho de los machos, terminaba abrazándola, besándola y sintiendo un calor en ella, que para mí era profundo, mientras que para ella era una completa ridiculez. Pamela, si estás leyendo esto, en tu puto blog que odié leerlo, ni siquiera me mencionaste, a lo mucho dijiste “encuentros sabatinos sin importancia, vacíos, inconclusos”. Te odio, y ni te imaginas como desearía ser ese Diego al que tanto quisiste, el que tanto te quitó y nada te dio. No sabes lo que eres para mí, eres como una obsesión tatuada en mi espalda y vas a ser mía ¿sabes?, ahora soy otro, cuando regreses de viaje atente a las consecuencias, Pamela o Romina, como mierda te llames.

No hay comentarios:

Publicar un comentario