jueves, 5 de agosto de 2010

Cap.12 El primo se tiempla & Romina lo caga porque....

Mi primo me ha estado llamando todos estos días, no le devolví la llamada porque estaba en otra, pero ahora si tengo ganas de verlo. Vino a mi casa estábamos echados en mi cama, no había absolutamente nadie y aprovechamos para ponernos cómodos.


- ¿Prima te gustó lo de esa noche?

- Si, creo que sí, estuvo en algo primito, tampoco fue todo lo que esperaba de ti-

- No sé porqué con esa clase de comentarios haces que se me salga lo salvaje, te arriesgas mucho Romina-

- ¿No hay riesgo contigo primo, por favor, un poco de honestidad, vamos a fumar un porrito?- me reí, y noté en su mirada las ganas de mandarme a la mierda, esa cara que me encanta, no hay nada comparado a la satisfacción que siento cuando causo impotencia en mi contrincante.

Nos pusimos a fumar en mi cuarto, cantando, yo estaba echada con las manos en la cabeza sin darle mucha importancia, pensaba en lo divertido que es estar tranquila ya que sentía que había olvidado esa paz interior. El puso medio cuerpo encima de mí y empezó a besarme el cuello, los senos, pero eran besos tiernos, no de esos salvajes y brabucones pero a pesar de eso no me causó ternura. Yo estaba con mi brazo derecho al aire de la cama con lo poco que quedaba de la pava de marihuana, y la aspiraba sin darle la atención debida al momento, no quería admitirlo pero, estaba pensando en Diego. Me paré, le di la ultima pitada y le dije “primo ya fue es hora de que te vayas”.

- ¿Me puedes explicar que mierda tienes Romina?

- Nada, solo vete.

- Sabes que, no me vuelvas a buscar.

Estaba viendo televisión en mi cuarto, y en eso vibra mi nextel, corrí rápidamente y era un mensaje de Diego. “hola bebe, te extraño”, por un momento me emocioné y pensé “este huevón ya cayó”, pero se acabo mi alegría al llegar otro mensaje que decía “se que estás emocionada en este preciso momento, puedo imaginar tu cara de alegría JAJAJA pava”. “Aj loco de mierda”. Es raro, últimamente pienso mucho en él y recuerdo a menudo lo que solíamos pasar juntos. Aún recuerdo cuando le terminé, sus ojos llorosos, yo le había sacado la vuelta y por alguna razón no sentía nada por él en ese instante.

- Amor, escucha, creo que estamos haciendo mal las cosas creo que esto no da para más.

- ¿Qué? Romina por favor piensa bien las cosas no me digas esto…dime, dime que es lo que te jode, mientras esté a mi alcance lo solucionaré- se le empezaron a poner los ojos rojos, agachó su cabeza, apoyo sus codos en las rodillas y se tapo la cara con las manos.

- Escúchame ya nada tiene sentido Diego, nada. No quiero volver a verte, siento que me aburre tu presencia, pero aún así te quiero, estoy confundida no sé que tengo, necesito libertad. Discúlpame.

- Te vas arrepentir algún día de eso romina, yo di todo de mí por ti, te llegó, nada te importa, tú no quieres a nadie, ni a ti misma.

El sabía todos mis problemas, mis desordenes, mis defectos, mi bipolaridad, mis problemas familiares, etc. Cuantas veces lo necesité a mi lado y el siempre estuvo ahí, pero ahora como mi amigo, nunca se vengó como lo prometió al despedirnos, ese día me fui de su casa caminando delante, sin mirar atrás porque sabía que se rompería mi corazón. Me sentía tan mala, tan mierda, sabía que le terminaba por querer libertad para hacer perrada y media por ahí. Le rogaba a Dios que nunca me pase eso, pero bueno lo que pasó antes y después de él también fue una buena forma de pagar lo que hice con Diego. El amor es de dos y es horrible cuando solo uno lo siente y el otro no. Diego hablaba con mis amigas, y hablaban de mi, todas me decían que era una mierda que en verdad no debí ilusionar algo que en verdad no quería, pero es que en realidad si lo quería solo que no era el momento, no lo sé, será porque antes de él tuve a mi primer amor, y Diego no pudo alcanzar ese tope de desesperación, emoción y cariño. Pero ahora lo veo diferente, hay algo en él que hace que me arrepienta, me hace sentir que todo lo que viví después de él fue un desastre. El idiota con su hija, agarres sin sentido que no llenaban aquel vacío y uno que otro enamoradito con los que tenía relaciones superficiales, sin amor, cariño, lealtad y confianza, nada era real, para nadie yo era real, solo para él. Para los demás chicos que ilusioné y con los que jugué yo existía por el hecho de humillarlos, me querían por el hecho de rechazarlos, de saberlos manejar, pero no por quién yo era de verdad.

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