jueves, 5 de agosto de 2010

Cap.9 despues del reencuentro Viene la salidita con remenber

Recuerdo que luego de que terminamos, seguíamos viéndonos, cuando ponía algo en mi Nick, por ejemplo, una carita triste, siempre se preocupaba por mí, estaba pendiente de una forma “caleta”. Cuando le decía que estaba aburrida y que quería que venga a mi casa, en menos de una hora tocaba mi timbre. Uno de esos días estaba con Sergio en mi casa, hasta que les dio hambre y fueron a comprar un sanguchón a la tía veneno. Habíamos estado agarrando en mi casa, pero todo tranquilo para mí no había compromiso, pero notaba en sus ojos, en su mirada, ese calor, esa temperatura que solo te brinda la persona que quieres, podría jurar que lo notaba pero no me quería percatar, no lo quería admitir como me decía Lorena Tapia, mi mejor amiga en esa época. Mientras preparaban el pan, yo lo abrazaba, lo besaba, de lo más natural, siempre era así pero cuando llegaba la hora de despedirnos le ponía mi seco y cruel cachete, como diciéndole “no te emociones, esto es por hoy”.


En otras ocasiones íbamos a la casa de otra amiga, Andrea, recuerdo mis palabras “oye Andrea me quiero agarrar a Diego” y ella me decía “de hecho la haces, es más que obvio”. Estábamos los 3 sentados en un mueble tomando unas latas de cerveza y le dije a Andrea en el oído “tú dame el empujoncito yo hago todo lo demás chola”, sabía perfectamente que él no tomaría la iniciativa, me trataba raro, era difícil de explicar, se había convertido en un chico callado y mucho menos desenvuelto, claro, cuando estaba yo.

- No puedo creer que estén ustedes dos de nuevo en mi casa, ¿no les trae recuerdos el baño?, ahí se han metido unas encerronas malditas en las reus- dijo Andrea tomando un sorbo de su lata.

- Mientras sonreía de oreja a oreja, dije- no me acuerdo alucina, nada del otro mundo.

- ¿Y hace cuanto que no agarran ah?-

- Hace tiempito ya…no me acuerdo- dijo diego dándole una pitada a su cigarro.

- Lo quedé mirando, le agarré la mano y no sé por qué extraña razón sentía química en nuestra piel, lo agarré del mentón volteé su cara frente a la mía y dije- ¿te hago recordar?- y lo empecé a besar. A la hora de despedirnos otra vez era como si nada hubiera pasado.



Me desvié del tema, el asunto es que La pasé recontra bien y eso que no fumé marihuana, conste que tenía ganas y me las aguanté como hacen las buenas mujeres como yo, ya me llegó, no voy a dejar de fumar, a demás sale de la tierra, si Dios nos la dio fácil es porqué la necesitamos para ser felices. No, me sobrepasé con esa suposición, pero no es tan mala, de hecho te alegra en la soledad real.

- Ale, lo qué me paltea, es que vi a Diego tan lindo, creo que me movió un poco el piso alucina- con cara de preocupación- lo voy a llamar.

- Calla huevona, estás loca, seguro es porque hablaron un montón del pasado, pero nicagando te gusta, ahorita estás en una etapa bien pendeja, no tienes estabilidad en absoluto, no se merece que le hagas daño de nuevo.

- Tienes razón. Te amo huevona eres la mejor.- pero como siempre yo, escucho los consejos y no me doy cuenta en que momentos tengo que aplicarlos.

Quedé con Diego en encontrarnos en Starbucks del parque Kennedy, yo llegué primero, MALDICIÓN, nunca me había pasado eso, estuve fumando mientras lo esperaba en las mesas de afuera, me moría de frío, eran como las 6pm.

- Oye papito llegas tarde, te informo que soy una chica muy ocupada, Me voy.

- Romina por favor, quieres que te recuerde cuantas veces me has hecho esto?, te conozco tanto que sé que no te irás, avanzarás media cuadra y esperarás que te persiga, pero no lo haré , OH QUE PENA, lo siento- soltando carcajadas burlonas.

- Así que Diego el aburrido está con la chispa, qué raro, estás fumando hierva?- levanté las cejas y me aguanté la risa.

- Puta, que graciosa eres mi amor, perdón, Ex amor, no, perdón “amiga”- riéndose

- Sin mucho rodeo pues dieguito, alucina que te extrañé, creo- miré hacia otro lado sin darle importancia a mi comentario.

- ¿Qué quieres tomar Ro?

- Un frapuccino caramel, el de siempre. – sonreí, todo el rato sonreí que bestia parecía estúpida.



Estaba fumando y de la nada me empezaron a arder los ojos, creo que es porque necesito lentes, el humo entra a mis ojos y por alguna extraña razón mi ojo se seca. Me estaba sobando los ojos porque me ardían demasiado.

- Ro, pareces borrachita porque te sobas tanto los ojos, te los vas a dañar- sacando mis manos a la fuerza de mis ojos.

- Ay no, es que me arden mucho no sé qué me pasa-

- Están emocionados de verme otra vez- riendo.

- Cállate pavo- sonreí, para variar- lo que pasa es que creo que tengo ojo seco, por eso me fastidia tanto.

- Vamos al carro, buscamos una farmacia y ahorita mismo compro unas gotas para que dejes de sobarte de esa forma, se están poniendo rojos.

- Hay que sobreprotector, cuando no-

- Ay por favor, no me estoy preocupando por ti ah, no alucines, solo por tus ojos que es lo único que me gusta de ti-

- ¿Qué? – “no puede ser ”, pensé.

Cuando estuve con Diego me consideraba chibola no sé es raro, nunca tuvimos relaciones, no sé porqué extraña razón, me gusta más ahora, solo es un gusto y espero que todo se mantenga así, lo veo más varonil, caballero, churro y fresco, antes era un pobre pisado, como de esos que choteo al mes. Me encanta que sean lindos y cariñosos conmigo, me fascina, pero no al extremo de ser pisados, un hombre tiene que dar a conocer sus ideas, ser fuerte, es HERMOSO cuando demuestran su debilidad ante su “amor”, pero nunca en exceso.

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